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La vida cotidiana desde la perspectiva de la psicología (página 2)



Partes: 1, 2

Estos argumentos están compuestos por diferentes
elementos que facilitan y determinan su construcción:

  • Saberes: Conocimientos que el hombre
    adquiere sobre la base de la instrucción. Son dirigidos
    y dependen de la capacidad de asimilación del sujeto, en
    un momento determinado de su desarrollo.
  • Creencias: Ciertas proposiciones emocionalmente
    aceptadas, y que supone una referencia explicativa. Se
    transmiten de generación en generación, de
    grupos a
    grupos, dependen del contexto en que el sujeto se
    desarrolle.
  • Experiencia: Es algo más que lo que le ha
    pasado al sujeto; constituye la intersección de sus
    creencias y sus saberes.

La existencia de un argumento o un modelo
argumental, plenamente conformado, no determina de manera lineal
un comportamiento, ya que es necesario concebir que
los argumentos entran en relaciones de diferencia,
contradicción y antagonismo no sólo en lo
intrasubjetivo, sino también en lo intersubjetivo, lo que
trae serias dificultades para definir su camino en la realidad
donde se desarrolla y su propia conducción en la vida
cotidiana..

¿A que nos referimos cuando hablamos usualmente
de la vida cotidiana?; ¿cómo entrar a la comunidad y
evaluar sus necesidades y problemas, sus
fortalezas y debilidades?; ¿por qué la cotidianidad
deviene objeto de estudio?; ¿qué repercusiones
puede tener la situación de cambio social
para la vida y la subjetividad de cualquier ciudadano
común?

Una reflexión desde la óptica
de la Psicología
Social, nos acerca –entre muchas otras— a la
siguiente definición de Vida Cotidiana:

"Es la expresión inmediata en un tiempo, ritmo
y espacio concretos, del conjunto de actividades y relaciones
sociales que, mediadas por la subjetividad, regulan la vida de la
persona, en
una formación económico-social determinada, es
decir, en un contexto histórico social concreto."
(Martín, 2000)

La vida cotidiana la vivimos siempre, tanto en el tiempo
como en el espacio. Incluye lo que el ser humano no se cuestiona
y se deja llevar a lo largo de todo su quehacer. Se nutre de algo
repetitivo, obvio, estereotipado, irreflexivo, fijado,
automatizado, que puede conducir a una monotonía, a un
conformismo, a un estado que
muchas veces no aceptamos pero así nos conducimos, con el
objetivo de
satisfacer necesidades biológicas, psicológicas y
sociales de la propia vida. (Martín, Perera y Díaz,
1996).

Independientemente de cualquier ideología, filosofía, religión, la vida
cotidiana es la vida de la persona, su existencia misma, es la
historia
individual de cada sujeto en un aquí y un ahora, la cual
está inmersa en una determinación de pluralidades y
generalidades, que no son más que un producto del
complejo sistema de
relaciones
interpersonales que se establecen a partir de la
conformación de los distintos tipos de grupos en los
cuales él confluye, a partir de las condicionantes
económico-sociales en las cuales se desenvuelve la persona
dada. La vida cotidiana muestra un mundo
subjetivo, que el sujeto experimenta. Pero a la vez ese mundo es
intersubjetivo, social, compartido. Para cada uno de nosotros "mi
mundo" es un mundo que vivo con otros. Los hechos se aceptan como
parte de un todo conocido.

La repetición de lo que vemos y hacemos a diario,
como lo normal, provoca en cada persona la sensación de
que esa forma de conducirse, es la única posible; nos
impide reflexionar sobre nuestras propias vidas.

Es enfermizo cargarse a las espaldas muchas
pseudobligaciones y forzarse a rituales perfectamente
inútiles; no es autodisciplina —sino más bien
falta de flexibilidad—, no admitir ninguna excepción
en el horario cotidiano y hacer todos los días las mismas
cosas y a las mismas horas; se trata de llegar a determinar
cuáles son las verdaderas acciones
esenciales y necesarias, ya sean necesarias por sí mismas,
o por su conexión lógica
con algún objetivo que uno se propone alcanzar; pero esta
falta de visión concreta de su propia realidad ha llegado
a convertirse a nivel psicológico en un fenómeno de
acostumbramiento, de naturalización, reconocido como
Estado de familiaridad acrítica (Quiroga,
1988).

La familiaridad acrítica tiene el efecto de hacer
que la persona interprete su realidad en una sola dirección, como si las cosas
—relación con la pareja, los amigos, los padres, el
estudio, el trabajo…— solo pudieran suceder de la
forma en que lo hacen; las metas superiores quedan excluidas y la
vida se convierte en una obviedad, donde todo está
sobrentendido. ¿Quién es el único encargado
del rompimiento de dicha familiaridad de manera crítica?. Seguramente solo el propio sujeto
ante su realidad puede ser capaz de conducirla, de tornarla, de
proyectarla de manera activa y no rutinaria, si dedica un tiempo
al análisis autocrítico de los
distintos sucesos que concurren en un espacio y en un
período determinado, lo que no quiere decir que
constantemente estemos cuestionando todo lo que hacemos, pero
sí emprender cada día con una nueva dinámica y hacia un nuevo
alcance.

Si bien la familiaridad acrítica y el mito han
acompañado históricamente a la cotidianidad,
debemos señalar que los hombres han intentado indagar,
desde distintas modalidades del conocimiento,
en la "profundidad sin misterio de la vida cotidiana". Esto ha
sido realizado desde la ciencia, el
arte y la
política.
No toda ciencia, todo
arte o toda práctica política, sino la que emerge
en los momentos de crisis
—que implican una quiebra de lo
cotidiano— para desocultar lo oculto, penetrar en la
apariencia y alcanzar la esencia de los hechos.

La vida cotidiana, como proceso
dinámico, se conforma por eventos
relacionados con el mantenimiento
de nuestra vida ( relacionarnos, comunicarnos, alimentarnos,
conducirnos:..) y con la calidad de la
misma ( alcance de la felicidad, capacidad de realización
personal,
comodidad, tranquilidad espiritual… ), lo que excluye la
manifestación irreflexiva del ser humano, de rutinas,
monotonías y enajenación.

En la medida en que la realidad social e
histórica se muestra —y se oculta a la vez— en
lo cotidiano, que un sistema social de representaciones "da
cuenta" de la vida cotidiana justificándola,
mostrándola, como lo banal, lo autoevidente, lo natural,
lo real por excelencia, esta reclama una crítica, una
indagación que conduzca al conocimiento objetivo de las
leyes que
rigen su desarrollo.

Ese interrogar descorre el velo de la familiaridad y
supera el pseudoconocimiento; introduce una distancia adecuada
entre el hecho y el sujeto, que se transforma así en
sujeto cognoscente. Incluye la conciencia y la
reflexión allí donde había mecanismos de
acción
irreflexiva y representación acrítica.

Esta crítica, en tanto actitud
científica, analítica, es lo opuesto a conciencia
ingenua. Implicará una interpelación a los hechos,
su problematización.

Una consecuencia de la crítica es la
desmitificación, la superación de ilusiones o
ficciones en relación a los hechos. La crítica es
un interrogar a los fenómenos y las relaciones, en la
búsqueda de sus leyes internas, de su esencia.

¿Cómo realizar esta crítica de la
cotidianidad? En primer lugar experimentándola,
viviéndola, ya que la práctica se constituye como
primer momento de todo proceso de conocimiento. En segundo
término rupturando la acriticidad y tomándola como
algo a ser conocido."

"Los hombres han intentado indagar, desde distintas
modalidades de conocimientos, en la profundidad sin misterio de
la vida cotidiana: esto es desde la ciencia, el arte, la
política…" Heller en "Dialéctica de las formas",
dice al referirse a Lukacs: "Fue el abogado, de lo que él
calificó de relación normal entre la vida cotidiana
y la obra de arte. El artista debe inspirarse en las experiencias
cotidianas de la gente, la obra de arte ha de penetrar en la vida
cotidiana de todos. Si esto ocurre, la recepción de las
obras de arte, puede contribuir a transformar nuestras vidas para
mejorarlas".

Es necesario compartir estas reflexiones con aquellos
profesionales interesados en contribuir a la indagación o
modificación de conductas o al simple hecho del estudio
del ser humano o de determinados grupos
sociales. "Existe en la vida cotidiana la posibilidad de
cambiar la familiaridad acrítica por la crítica de
la vida cotidiana".

La Psicología
Social como crítica de la vida cotidiana es una de las
teorías, dentro del movimiento
social latinoamericano, que desarrolla una producción
teórico-metodológica autóctona, derivada de
los problemas de la realidad social en que sus estudios se
producen; utiliza críticamente las teorías y
metodologías existentes y las enriquece con ese quehacer
psicosocial.

La crítica de la vida cotidiana es el
análisis objetivo y científico de la condiciones
concretas de existencia del sujeto (
Quiroga, 1988) y tiene
lugar como:

  • La crítica del orden social, en tanto
    análisis del modo en que en cada formación
    económico social, o sea, en cada país o sociedad se
    organizan los destinos de la satisfacción y
    expresión de toda población.
  • La crítica de las organizaciones
    sociales, entendiendo los grupos formales e informales en los
    que transcurre la vida de la persona y el análisis del
    modo en que estos espacios satisfacen o frustran, potencian u
    obstaculizan la realización plena de los seres
    humanos.
  • La crítica del vínculo, entendido como
    aquella relación social elemental y primaria en la cual,
    de forma inmediata, se manifiesta la subjetividad y se
    actualizan las respuestas socialmente disponibles.
  • La crítica es, además, el
    análisis de los roles, prescritos y asumidos por la
    persona, en las diferentes esferas de su vida cotidiana, siendo
    cada vez más objeto (marioneta) o cada vez sujeto
    (activo) de su existencia.

La crítica de la vida cotidiana recorre todos los
niveles, desde la sociedad en general, pasando por los grupos y
las instituciones,
hasta la relación y establecimiento de vínculos del
individuo con
otros y consigo mismo, como espacios más personales de
expresión de la subjetividad cotidiana. No es la queja y
la protesta de las cuales puede hacer uso el pensamiento
común. Es develar sus leyes internas, las causas de tales
efectos o consecuencias observables en conductas cotidianas. Es
analizar las formas de pensar, sentir y actuar, aquello que de
uno a otro individuo, de uno a otro grupo, o de
una a otra sociedad, existe subjetivamente y resulta determinante
y determinado de una manera cultural particular.

Criticar la vida cotidiana es hurgar en la profundidad
de lo obvio, de lo incuestionable, en establecer una ruptura ante
los mitos que se
han ido estableciendo de generación en generación,
de sociedad a sociedad, de patrones que han ido
prefijándose de acuerdo a toda una arbitrariedad
preestablecida de manera irreflexiva y que ha devenido en un
fenómeno anteriormente expuesto; constituye la
búsqueda de la esencia, de los hechos y fenómenos,
y no en una simple representación mental que de manera
individual construimos de acuerdo a la realidad social en que
vivimos.

Sin embargo, para realizar la crítica no basta
dominar toda la conceptualización a la que hemos hecho
referencia, ya que romper con algo que ha quedado instalado por
tantos años de nuestras vidas es algo bien complicado.
Como todo proceso psicológico, esto exige la
modificación y entrenamiento de
nuestra propia percepción, hacia planos reales y no
encasillados como hasta ahora nos hemos conducido; implica un
proceso de construcción sobre la base de ciertas
interrogantes, como suele considerarse en los últimos
tiempos con gran auge, cuando hablamos del aprendizaje
significativo, cuya base es una verdadera motivación
para el aprendizaje:
su aplicación a la vida real y no incorporar de manera
pasiva, reproductiva lo que nos han enseñado; supone el
empleo de
recursos por
parte de los protagonistas, para que dicho cambio se desarrolle
bajo una verdadera normalidad ante un complejo escenario donde se
desarrollará nuestra actuación.

¿ Cual es el momento mejor para que se produzca
una crítica de la vida cotidiana? Para que ocurra la
necesidad de un cambio algo tiene que ocurrir, pero esto solo es
el resultado, o de un nuevo conocimiento, o de la existencia de
un conflicto en
cualquiera de las distintas esferas en que la vida cotidiana de
ese sujeto se desarrolle —dígase, familia, trabajo,
actividad libre—. El primero, o sea el
conocimiento de otras cotidianidades, engendra la
reflexión ante su propia vida, ya que hemos podido
apreciar nuevas formas de vida, sus relaciones, sus costumbres,
sus culturas. En el segundo de los casos, nos encontramos en
presencia de una crisis que provoca un conflicto y rompe con un
equilibrio que
ha sido fomentado por el mismo transcurso de la vida cotidiana.
De todos es conocido que toda crisis conduce a cambios, pero
también que esos cambios provocan cierta resistencia en el
sujeto que hacen que en muchas ocasiones lleguen a resultar
trastornos psicológicos cuando el sujeto no posee los
mecanismos (de los que hablamos anteriormente) para poder
afrontarlos.

¿Cómo realizar la crítica de la
vida cotidiana por el profesional que investiga?

Asumir el análisis de la crítica de la
vida cotidiana desde los postulados de la Psicología
Social, es tener en cuenta la relación dialéctica
individuo-grupo-sociedad. Este nuevo rol, impone que el
profesional tenga que desarrollar diferentes habilidades entre
las cuales se encuentran:

  • Primero: Vivenciar y experimentar la realidad;
    conocerla y ubicarla en tiempo y espacio, para cada momento
    histórico concreto.
  • Segundo: Observar, romper con la familiaridad
    acrítica, con el mito de lo natural y lo autoevidente
    para poder develar el objeto de la crítica.
  • Tercero: Problematiza,. establecer una distancia
    reflexiva que nos permita, desde un marco
    teórico determinado, conceptualizar esa realidad y
    comprender la situación problémica, en qué
    medida y cómo entorpece o potencia el
    desarrollo
    humano.
  • Cuarto: Transformar, elaborar estrategias de
    abordaje y transformación de esa realidad en los
    diferentes niveles de actuación del profesional
    (individual, grupal, institucional, comunitario y
    social).

Todo ello implica desarrollar la capacidad de poder
situar al hombre en un
aquí y un ahora de acuerdo a cada realidad vivida, sin
dejar de tener en cuenta la ya transitada. Es ser capaz de
comenzar a incorporar nuevos estilos, nuevas concepciones, nuevas
estrategias y para ello tener en cuenta la filosofía de
las tres r, para la vida: respeto por uno
mismo, respeto por los demás, y respeto por todas sus
acciones.

Existen recursos para poder realizar el ejercicio de la
crítica; son instrumentos indispensables para su
efectividad:

El Dialogo y la
escucha
: Siempre el dialogo debe llevar un sentido positivo,
para evitar bloqueos de la iniciativa y la creatividad.

No esperar ni desear una vida sin conflictos: si
no existiera una ruptura con la realidad, no se provocaría
un cambio en la forma de percibir el mundo que nos rodea. La
cuestión es considerarlos como fuentes
movilizadoras y provocadoras de ese propio cambio como
crecimiento personal.

Tolerancia como respeto a la diferencia: La
aceptación de las virtudes y defectos de las demás
personas, es respetar la diversidad, lo que no implica una
actitud sumisa, conformista y derrotista.

Responsabilidad como agentes de cambio: No basta
con lograr un rompimiento con lo asumido como inalterable de
nuestras vidas: Ser agente de cambio supone enfrentar la nueva
realidad, con nuevas alternativas y con nuevos puntos de vista en
cualquiera de las esferas de la vida cotidiana, asumiendo con
total responsabilidad la conformación de estos
patrones comportamentales.

La reestructuración de la subjetividad
está condicionada por exigencias adaptativas que se
acompañan de costos
emocionales y cognitivos ante la percepción de lo
cotidiano como historia.

  • A nivel cognoscitivo, los referentes disminuyen o
    pierden su efectividad para dar una respuesta ajustada a las
    nuevas circunstancias.
  • A nivel afectivo, las condiciones se experimentan con
    una alta carga emocional, muchas veces vivenciadas como
    inseguras por ser nuevas y ambiguas, por ser
    desconocidas.

Aunque lo nuevo siempre genera expectativas y estas a su
vez provocan en el sujeto ciertas manifestaciones como, ansiedad,
cierto descontrol, desequilibrio y otras que no necesariamente se
tiene que tornar en lo patológico, para ello se cuenta con
el conocimiento y entrenamiento de profesionales que serán
los encargados de dirigir este proceso.

Conclusiones.

Lo primero sería cambiar yo para que cambie el
mundo, de manera segura y sin adelantarnos al futuro. Vivir el
aquí el ahora, nos garantizará el venidero futuro y
por supuesto será un gran costo que cada
persona deberá asumir con la creencia que tendrá un
gran resultado, tanto personal, familiar, laboral como
social. Es importante que los primeros que mantengan esta
propuesta sean los mismos profesionales encargados de ayudar a
los que con ellos compartirán el espacio que queremos
transformar. Lo que compartimos aquí con ustedes es tan
sólo una propuesta con la que pretendemos sea posible
"construir" realidades diferentes, desde la convicción que
nos persuade el saber que "tú puedes", "yo puedo" y
"nosotros podemos" lograr un hoy y un mañana
cualitativamente diferentes y en pos de la esencia
humana.

Bibliografía.

Berger, P. y Luckmann, T.: "La sociedad como
realidad objetiva"

Cambursano, S.: "Las adicciones: una
respuesta y una huída frente a la vida Cotidiana"
Congreso Regional de Ciencia y
Tecnología NOA 2003 Sección: Salud y Calidad de Vida.
Secretaría de Ciencia y Tecnología, Universidad
Nacional de Catamarca – Página 1.

Fuentes, M.: "Subjetividad y realidad social.
Una aproximación socio-psicológica", en
Revista Cubana de Psicología, Vol. 12, No. 1, La
Habana, 1995.

González, F. "Personalidad, sujeto y Psicología
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Heller, Agnes: "Historia y Vida cotidiana", Ed.
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Lechner, N.: "Los patios interiores de la democracia.
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Chile, 1990.

Martín, C., Pérez, G.: " Efectos de la
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Martín, C.,Perera, M y Díaz, M.:
"Introducción al estudio de la Vida
Cotidiana desde la Psicología Social".

Pichón-Riviere, E: "Psicología de la
Vida cotidiana" Ed. Nueva Visión, Argentina,
1985ª.

Quiroga, A.: "La Psicología Social como
crítica de la Vida Cotidiana"

 

 

 

Autor:

MSc Caridad Luisa Casanova
Rodríguez

Licenciada en Psicología. Master en
Psicología Médica. Profesora de Psicología
de la Facultad de Humanidades, Jefa de la Carrera de
Psicología en la Provincia de Cienfuegos, Continuidad de
Estudios. Universidad "Carlos Rafael
Rodríguez".

Intercambio académico DES Ciencias de la
Salud UNACAR.

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